El gas natural es un hidrocarburo mezcla de gases ligeros de origen fósil que contiene principalmente metano, y que normalmente incluye cantidades variables de otros hidrocarburos de cadena corta, nitrógeno, y otros gases en proporciones menores.
Aunque se ha usado en transporte desde hace décadas, en los últimos años se viene impulsando debido a que se trata de un combustible con menores emisiones contaminantes que los productos de origen petrolífero y a la extrema dependencia del sector del transporte de dichos productos.
El combustible se utiliza en transporte de dos maneras, comprimido (GNC) y licuado (GNL). La razón por la que se utilizan estos dos formatos es porque, a presión y temperatura normales, presenta una muy baja densidad energética, lo cual hace necesaria una reducción del volumen para hacer operativo su uso en vehículos.
El gas natural comprimido (GNC)
Se almacena en el vehículo en estado gaseoso a 200 bar de presión.
El gas natural licuado (GNL)
Se almacena en estado líquido a -162ºC en depósitos especialmente aislados para minimizar la gasificación del combustible por la “pérdida de frío” (boil-off), y confiere al vehículo una autonomía comparable a la de los vehículos diesel.