Las basuras producidas en las viviendas, también llamadas “Residuos Sólidos Urbanos” (RSU), son una fuente potencial de energía y de materias primas que pueden aprovecharse mediante tratamientos adecuados.
Cada persona genera un total de 620 kg de basura por año, se estima que el 65% es aprovechable mediante reciclaje y el resto va al vertedero o a la incineradora.
Para reciclar hay que separar materiales en origen. El consumidor es una pieza clave para que funcione correctamente todo el proceso.
También son numerosos los contenedores y servicios de recogida de pilas, medicamentos, telas, muebles, electrodomésticos y otros enseres al final de su vida útil.