• La ascensión al Manaslu tendrá un marcado valor humanitario ya que se donarán medio centenar bombillas solares a familias de la zona. 
  • El campo base del se alimentará exclusivamente de energía solar mediante dos instalaciones, una de las cuales será donada a un centro escolar nepalí al finalizar al expedición.

Alex Txikon volverá a intentar hoyar otro ochomil en pleno invierno. En esta ocasión, el alpinista bizkaitarra pretende hacer cumbre en el Manaslu (8.163m. Nepal), que hasta la fecha no ha sido coronado por una expedición puramente invernal.

Será un reto mayúsculo, nunca conseguido, pero “precioso”, tal y como ha relatado en la rueda de prensa celebrada esta mañana en el Euskal Museoa de Bilbao en la que ha estado acompañado de Lorea Bilbao, Diputada de Euskera, Cultura y Deporte de la Diputación Foral de Bizkaia; Iñigo Ansola, Director General del Ente Vasco de la Energía; Jose Galíndez, presidente de Fundación EKI; y Jorge García del Arco, Co-fundador y CEO de AQUADAT.
 
A Txikon le acompañará en esta expedición uno de los alpinistas más reconocidos del mundo y con el que ya formó cordada en 2016 cuando juntos consiguieron hoyar el Nanga Parbat (8.126m. Pakistán) el 26 de febrero de ese año: el italiano Simone Moro, que ya ha intentado el Manaslu en varias ocasiones, pero todas fallidas hasta el momento. Completará el trío el escalador el guipuzcoano Iñaki Álvarez, antiguo compañero de aventuras de Txikon que se une a este apasionante reto.

El equipo Manaslu EKI contará también con la participación de los sherpas Chhepal Sherpa (esta será la quinta vez que colabora con Txikon) y Kalden Sherpa (repetirá tras la primera experiencia que vivió junto a Txikon el año pasado). “Compañeros fundamentales para mí y todo el resto del equipo. La pandemia de la COVID-19 está azotando a todo el planeta, pero más aún si cabe a comunidades como la nepalí” ha señalado Txikon. Junto a ellos, Eneko Garamendi y Aitor Sanz, que llevan varios inviernos acompañando a Txikon en sus expediciones invernales y son “piedra angular del campo base”, y Lur Uribarren -ex remero de Bermeo Urdaibai Arraun Elkartea y actualmente en las filas de Kaiku Arraun Kirol Elkartea-, que el año pasado también formó parte de la expedición invernal al Everest de Txikon.

La expedición partirá hacia Katmandú el día 31 de diciembre y, tras permanecer el periodo de cuarentena marcado por las autoridades sanitarias competentes en el destino y mostrar los resultados negativos de las pruebas PCR realizadas en el Estado Español, comenzará el trekking desde Rughat hacia el campamento base, donde esperan llegar a mediados de enero para empezar a trabajar. Establecerán el campamento base a una altura de 4.900m y su objetivo, a priori, es establecer dos campamentos de altura, para que sea una subida rápida. Txikon, Moro y Álvarez tratarán de ascender por la vía clásica del Manaslu.

Durante el aproximadamente mes y medio que se espera que se prolongue la estancia del equipo en el Campo Base, Jon Barredo y June Sáenz de Urturi llevarán a cabo las últimas pruebas reales del dispositivo ELUR que han desarrollado de detección de personas perdidas y/o sepultadas en avalanchas antes de su salida al mercado. “Este sistema nos va a dar una cobertura hasta ahora impensable ya que multiplica por 30 la distancia de detección de montañeros que ofrece la tecnología de salvamento actual. Para la comunidad alpinista va a ser un paso de gigante en lo que a seguridad se refiere” ha explicado Txikon.

Expedición sostenible 
Manaslu EKI será un reto con un marcado valor humanitario y solidario, además de sostenible. El propio nombre de la expedición hace referencia a la Fundación EKI, con quien Txikon lleva años colaborando. Una entidad que centra todos sus esfuerzos en suministrar fuentes de energía eléctrica autónoma (principalmente solar fotovoltaica) a centros educativos, de salud, y de interés social en países en vías de desarrollo.

Al igual que ya se hizo el año pasado, de la mano de Fundación EKI se entregarán medio centenar de bombillas solares. Este año Txikon y su equipo las repartirán entre las familias de la región del Makalu, recientemente afectada por un seísmo. “Una bombilla cambia radicalmente la vida una familia. Nosotros no nos damos cuenta, en ocasiones ni lo valoramos, pero para estos pueblos tener luz por la noche puede significar que los niños y niñas puedan aprender a leer, a escribir…”.

En esta línea, el compromiso de Txikon y de todo el equipo es aprovechar la energía limpia e inagotable del sol para la generación de electricidad, evitando así el uso de generadores de energía (y combustibles), y tratando de buscar el menor impacto posible en el medioambiente. “En un campamento base se utilizan muchos dispositivos que necesitan energía: baterías, teléfonos, radios, ordenadores, estaciones meteorológicas, drones… pues bien, no vamos a emplear ni un litro de combustible. La verdad es que es todo un reto, pero necesario y posible; el año pasado lo demostramos (estuvimos más de 50 días en el Campo Base y no tuvimos que echar mano del queroseno en ningún momento)” ha explicado Txikon. 

Concretamente, serán dos las instalaciones de placas solares que utilicen, una de la expedición del año pasado y una nueva que se llevará este año; ambas proporcionadas por Fundación EKI. Una vez finalice la expedición, el objetivo es donar una de ellas a algún centro escolar de la zona. “Tenemos que aportar nuestro granito de arena a la población local, que no cuentan, ni mucho menos, con las comodidades que nosotros tenemos. Y, por supuesto, cuidar el medioambiente. Con estas acciones que desarrollamos en la expedición queremos visibilizar la necesidad de utilizar energías renovables y la tecnología para avanzar en nuestra sociedad” ha asegurado Txikon.
 
El agua será otra de las cuestiones que la expedición tendrá en cuenta. Con la ayuda de AQUADAT, startup que ayuda a gestionar el agua de manera más sostenible (económica, social y medioambientalmente), Txikon y el equipo filtrarán toda el agua resultante de la fundición del hielo y la nieve antes de su consumo para hidratarse de manera segura. Para ello se servirán de filtros de agua de 0,1 micrones que eliminan los organismos nocivos como bacterias 99,999% y protozoos como giardia y criptosporidium 99,9%, superando las normas EPA, sin utilizar productos químicos u otros dispositivos. “Ningún miembro de la expedición consumirá agua embotellada. Según los cálculos que hemos junto a AQUADAT, partiendo de consumo medio de cuatro litros de agua diarios, a lo largo de la expedición calculamos que vamos a dejar de utilizar unas 4.000 botellas de litro. Si todas las expediciones a Everest hicieran lo mismo se evitaría la generación de 125 Toneladas de plástico al año” ha explicado Txikon.. Además, a lo largo de la expedición se harán batidas para la recogida de residuos que se bajarán al finalizar la misma junto con los generados por Txikon y su equipo.

Adicionalmente, AQUADAT realizará análisis calidad de aguas de manera remoto vía satélite, lo que complementado con la sonda multiparamétrica que lleva la expedición, permitirá analizar la calidad del agua de Katmandú y del parque natural del Manaslu. En aportación a la ciencia, también se recogerán muestras para analizar en laboratorio los contaminantes emergentes (compuestos químicos fruto de la actividad humana, que han sido hasta el momento ignorados, y que son potencialmente nocivos para la salud humana y el medio ambiente (efectos en muchos casos todavía desconocidos y que están muy poco regulados) y microplásticos (partículas ínfimas –no llegan a los 5 milímetros- y suponen un riesgo importante para la salud porque se acumulan en el organismo y resultan tóxicas). Se estima que la cordillera del Himalaya es la fuente natural de agua para el 25% de la población mundial.
Por último, en esta línea, desde el Campo Base se llevarán a cabo labores de filtrado y tratamiento de aceites (alimentarios) y orina. “Nuestra presencia va dejando huella en el Himalaya. La misma orina es un ejemplo, se filtra en el glaciar y en algún momento puede llegar a ser ingerida”.

Línea social
La expedición Manaslu EKI tendrá, además, una marcada línea social, ya que junto a los Supermercados BM y la empresa de distribución de medicamentos Cofares a través de su Fundación Cofares llevarán más de 200kg de productos nutricionales infantiles y más de 100kg de material médico que repartirán entre la población local en un proyecto coordinado con la fundación SOS Himalaya con la colaboración de Mail Boxes.
Por último, se mantendrá la acción que lleva Txikon desarrollando en los últimos meses, “Encuentros de Altura”. De la mano de CaixaBank y Fundación “la Caixa”, el alpinista viene realizando semanalmente charlas digitales con residencias de mayores que se encuentran confinadas. Así, Txikon mantendrá este proyecto y periódicamente irá enviando vídeos desde el Manaslu a estas personas mayores en donde les contará cómo trascurre la expedición.  “Es algo que me llena muchísimo y me encanta”, ha destacado Txikon.